El fracaso no existe
¿Qué hay en la mente del emprendedor? ¿Qué lo impulsa a emprender?
Un emprendedor siempre tiene muchas inquietudes, algunas vienen de la niñez, de ver las actividades de sus padres, familiares, así como su entorno sociocultural, incluyendo los medios de comunicación y la velocidad de los avances tecnológicos. Los juegos influyen mucho en sus fantasías para perseguir ideales que plantea la sociedad.
Las fantasías y la creatividad que no van acompañadas del reconocimiento de los talentos, harán más daño que beneficio, no basta con tener gustos o preferencias, hay que tener capacidad y un buen equilibrio mental y los recursos necesarios para un buen inicio.
Si esa energía con la que inicia un emprendedor, queriendo conquistar los mercados y el mundo no es enfocada y bien dirigida a generar empleos, a brindar servicios a la sociedad para beneficio del bien común, si se piensa sólo en el bienestar personal sin entender las necesidades del consumidor, se corre el riesgo de la euforia inicial, que hace sentirse importante por un tiempo.
¿Qué sucede cuando llega el momento de enfrentarse a la realidad? Se presenta una cadena que inicia con el no cumplimiento de las expectativas.
Deseo no cumplido = Frustración = Ira = represión = Neurosis |
Es aquí en donde se siente el fracaso primero personal seguidamente de la vergüenza ante el mundo de sentirse fracasado, desde luego que se contagia a la familia y a su mundo que lo rodea. Como entender que el fracaso no existe, éste, es el resultado de acciones inadecuadas que se fueron gestando a través del tiempo con el condicionamiento social, y una sociedad de consumo, que crea necesidades que no se tienen.
Grandes personajes, genios de la historia en la ciencia, arte y cultura, mencionaban que no hay fracaso, que son experiencias que enseñan y nos muestran un camino para realizar mejor todas las acciones que se emprenden, así una constante dinámica muestra el proceso dialéctico que genera una espiral de cambio constante.
Si desde la niñez no se adquiere la capacidad de frustración, entendiendo que hay cosas que por ciertas circunstancias no se pueden obtener en ese momento y eso no es un fracaso, que cuando se generen las condiciones se obtendrán.
Los riesgos que se corren el sentir el fracaso como tal, son la ansiedad, el miedo, el estrés y la culpa y eso no permite ver alternativas para emprender de nuevo. Es importante seguir de manera constante hasta llegar a los objetivos deseados.
Si no se dan los resultados a pesar de todos los esfuerzos que se hacen, es bueno preguntarse, ¿realmente es lo que quiero? ¿tengo el talento suficiente? ¿la sociedad necesita lo que propongo? Veamos: un emprendedor dice: «fabricaré las mejores sillas, con el mejor material y con unos acabados perfectos, un producto de alta calidad y desde luego el precio alto«, pero sucede que a la gente no le interesa el producto porque el mercado está lleno de opciones prácticas y precios más accesibles.
Esto no es un fracaso, tal vez faltó estudio de mercado, para entender mejor las necesidades del consumidor, ser más realista y ponernos objetivos reales no ideales.
Con todo éste análisis no se trata de generar miedo, el propósito es que el emprendedor tome consciencia de todos los factores que hay que tomar en cuenta para tener éxito.
Finalmente algo sumamente importante El que no escucha consejo, no llega a viejo hay que tener humildad para escuchar a los que tienen experiencia, asesorarse con personas profesionales, no creer que se sabe todo y llegar a la soberbia.
La sabiduría está en combinar la experiencia de los que han recorrido camino con los jóvenes llenos de ímpetu y con ganas de conquistar el mundo, porque finalmente el sendero está lleno de obstáculos y el vencerlo es el sabor del triunfo y del éxito.